Recuperarían la gloria de tiempos pasados….

Se ha publicado en “Toro, torero y afición” una reivindicación sobre la figura del picador y una demanda de mayor compromiso a estos.

Estoy de acuerdo con lo que se propone, creo que es algo que ya se ha hecho en alguna feria francesa, no recuerdo donde. Lo que se pide es que se anuncien los picadores que van a intervenir cada tarde para que no quede en el olvido su buen o mal hacer.

Para mí el tercio de varas es sin duda el más importante.

Una corrida de toros es una expresión artística, lo he repetido muchas veces, la más pura que existe. La materia prima con la que han de forjar los Toreros sus efímeras creaciones es el toro bravo y sobre él debe de girar todo en este Arte. “Nada tiene importancia si no hay toro”.

El toro ha de tener dos virtudes fundamentales para que haya emoción en el ruedo, casta y bravura. Sin casta no hay emoción y sin bravura la lidia se convierte en una pelea sin sentido, al menos para mí. Una tercera condición es la fuerza, que a un animal de estas características se le supone….

En el tercio de varas es donde vamos a poder evaluar realmente la grandeza del toro bravo. ¡Qué bonito es ver un bravo arrancarse de lejos al caballo!, ¡qué bonito es ver al picador citar alargando la vara y ofreciendo el pecho del caballo!, ¡qué bonito ver al toro empujar con fijeza, apretando con los riñones!.... ¡y qué difícil de ver!....

Para nuestra desgracia el tercio de varas se ha convertido en una pantomima que se reduce a la aniquilación del toro al que se obliga a estrellarse contra un muro.

Reglamentariamente el peso máximo de los caballos de picar no debe exceder de 650 Kg y de los petos de 30Kg. Es decir menos de 700Kg, como máximo, en conjunto. Un peso razonable para enfrentarse a un animal que supera los 500Kg y viene en carrera…

Me atrevo a decir el peso de los caballos de picar se incumple sistemáticamente en todas las plazas de toros, es muy superior. De no ser así los picadores deberían de cuidarse muy mucho de aguantar bien al toro para no ser derribados, la pelea sería "de igual a igual” y todos partícipes en la lidia tras el encuentro entre toro y caballero deberían de apresurarse a “quitar” al animal ante el peligro de derribo.

Con caballos “reglamentarios” los picadores se verían obligados a picar mejor, clavar delante, donde debe ser, aguantar al toro que estaría mucho menos tiempo “empujando” sin sentido. Los puyazos serían más cortos y más puros, sería posible ver más entradas al caballo por toro, se viviría un tercio de varas con emoción, los picadores recuperarían la gloria de tiempos pasados por la que aún visten de oro y disfrutaríamos realmente de la bravura….

Para esto no hace falta inventar nada… para esto hace falta que se cumpla el reglamento actual, pero es algo por lo que creo que ningún estamento relacionado con este mundo está sensibilizado y nosotros, los aficionados tragamos sin rechistar….

3 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con este comentario. Revitalizar esta desvirtuada 'suerte' es más urgente que lo que los reglamentos andaluz y vasco pretenden modificar, en el acortamiento de las puyas, por ejemplo.
    Es una pena que tanto el primer como segundo tercio hayan pasado a ser meras 'comparsas' del tercero, y definitivo, teniendo muy escasa trascendencia tanto para la presidencia como para el público, antes llamado 'respetable'.

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  2. aunque parezca que ya está todo el camino andado en el tema de puyas, yo opino lo contrario. Un toro por muy bravo que sea, por mucha fuerza que tenga, cuando tenga lesionados ciertos nervio, o tendón o ligamento, por mucho que quiera estará muy limitado. Se ha abierto una nueva puerta en el tema de las puyas, tenemos que agotar esa vía y estudiar los resultados.

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  3. Pero si se coge bien al toro, alante y en el morrillo no debería de haber grandes lesiones.

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