Que pueda seguir no gustándome mucho tiempo


Juan José Padilla no ha sido ni creo que sea nunca un torero de mi gusto, además, como escribí hace ya unos años en “Quien siembra tormentas…”, por su comportamiento en el ruedo no es una persona que me produzca ninguna simpatía más bien todo lo contrario. Padilla es un torero que no me gusta.

Pese a todo este fin de semana he cruzado España para verle reaparecer después de la brutal cornada que sufrió en Zaragoza. ¡Qué agonía de noche aquella! pegado al twitter donde las noticias llegaban más frescas y rezando todo lo que sé para que salvase la vida. Se obró el milagro y después de que un toro le clavase un cuerno en la cabeza se salvó. Las secuelas terribles, pero se salvó, ¡gracias a quien corresponda!

Ayer había que estar en Olivenza, ese torero que no me gusta no solo salvó la vida, la salvó y se plantó  ante ella “con dos cojones” para negar el calvario que le tocaba vivir, se cruzó al pitón contrario, ofreció el pecho y lo toreó como lo hacen muy pocos, como lo hacen solo los valientes. Ayer en Olivenza se rendía homenaje al valor puro, se rendía homenaje a la verdad, se rendía homenaje a un torero en el sentido más puro del término. Un torero que ni me gusta ni me gustará pero que espero que pueda seguir no gustándome mucho tiempo. 

1 comentario:

  1. Así es, Maestro. Lo has descrito a la perfección.
    Nos vemos prontito ya!!!

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