Reflexiones

El pasado domingo después de ver la encerrona de Morante de la Puebla en Zaragoza pensé que los “aficionados” tenemos que reflexionar sobre muchas cosas, al menos yo.

Reflexionar sobre el nivel de exigencia que se tiene con unos Toreros y con otros. Con unos toros y con otros.

Reconozco que estuve tentado de coger el coche y hacerme 300Km hasta Zaragoza de ida, después otros 300Km de vuelta, ya lo hice el mes de junio. Esta vez me venció la pereza y el viaje que me esperaba al día siguiente hasta La Coruña y lo vi por televisión.

José Antonio salió con pocas ganas, al menos eso parecía, se excedió de inicio en los tiempos de unas faenas que no decían nada y ante una tarde de seis toros, la brevedad es un punto. No hubo ningún tipo de variedad, ni de capote ni de muleta, que es algo que se ha de exigir a alguien que afronta un reto de este tipo y pretende salir victorioso.

La presentación del ganado desastrosa, la elección de seis ganaderías tan parecidas, un error premeditado… un desastre de tarde vamos.

No he leído grandes críticas sobre esta tarde. Si las leí la tarde de Miguel Ángel Perera en Las Ventas. Amén de las cornadas, Perera se mostró mucho más dispuesto que Morante y se presentó más dignamente, él si fue criticado.

El día anterior en Zaragoza Enrique Ponce fue Ponce y se inventó un toro, dos orejas, criticas por doquier a la concesión de los máximos trofeos.

Medimos, en esto me incluyo, con raseros distintos. Si Ponce hace “la de Morante” en Zaragoza el festejo no termina con 50 almohadillas en el ruedo, ¡termina con los antidisturbios!

Lo mismo nos ocurre a la hora de medir los hierros. He observado tímidos reproches al impresentable juego de las ganaderías “no comerciales” en esta feria, pero no críticas salvajes como las hubiese leído, sin lugar a dudas, si el mismo comportamiento descastado lo hubiese tenido cualquier sucedáneo de Domecq.

El quinto toro de Valdefresno, que se dejó Antonio Barrera, fue un toro de premio grande. Ha quedado en el recuerdo. Los "Cuvillos", aunque no guste, salieron bravos. Pero no se habla de ellos, de esos solo se criticará.

La corrida “asesina” de Miura del último día resultará ser un paradigma de bravura. Pero la realidad es que los “Miuras” estuvieron en lo que suele ser un Miura "moderno". En manso, con sentido, sin humillar, defensivos…. un compendio de defectos al que se enfrentaron tres valientes. Muy diferentes estos Miuras aquel que hace unos años coronó al mismo Jesús Millán como triunfador de la Feria de Abril. Aquel si metió la cara, empujó con los riñones e “hizo el avión” con su tremenda cabeza. Estos no.

Reflexionemos sobre las diferentes varas de medir que solemos tener los aficionados y fundamentalmente una cosa: si vemos la realidad o simplemente lo que queremos ver…..

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